El Pedraforca es nuestra montaña. Ahora sería cuestión de hacer una introducción cargada de sentimentalismo explicando por qué es una montaña emblemática y rodeada de magia, pero me parece innecesario y, si os hace mucha ilusión, no sufráis, Google está lleno de ellas.
El Pedraforca es una meta imprescindible para senderistas y escaladores. No obstante, limitarse a subir en coche hasta el refugio, coronar la cima y sacarse la foto para Instagram es un poco simplista –y casi ofensivo para los que estamos enamorados del Berguedà. El macizo y los valles circundantes –aunque no todos sean bergadanos– son parajes sorprendentes que bien merecen algo de dedicación para descubrirlos. Además, la ascensión al Pedraforca no es senderismo fácil: la trepada tiene tramos de grado II o II+, siempre puede caer alguna piedra y la bajada por el canchal de Saldes requiere una cierta técnica –más que nada para no hacerla rodando, pero, eh, cada cual tiene su estilo. En resumen, que no es una buena ruta de iniciación ni para hacer con niños pequeños o que no estén acostumbrados a la montaña.

Afortunadamente, no es necesario subir hasta la cima para conocer el Pedraforca. El PR®-C 127, más conocido como Pedraforca 360º, es una ruta circular que, aunque larga, no presenta dificultad técnica alguna. Puede hacerse con niños y perros y en cualquier momento del año sin problema. Y, si sus 17 quilómetros (que pueden hacerse perfectamente en 6 horas) se os hacen muy pesados, puede fraccionarse en dos jornadas y pasar la noche, por ejemplo, en el refugio Lluís Estasen, por donde pasa la ruta y que se encuentra en la bucólica Jaça dels Prats. Para los más atrevidos, del refugio parte también la ruta clásica para subir al Pollegó Superior, de modo que, si disponéis de dos días, es buena idea primero dar la vuelta y animarse con la ascensión al día siguiente.
La ruta Pedraforca 360º empieza y acaba, teóricamente, en Gósol. Lo que tienen las rutas circulares, sin embargo, es que puedes empezarlas donde mejor te venga. Se puede salir, por ejemplo, desde el mirador de Gresolet, donde se encuentra el aparcamiento del refugio Lluís Estasen. Si se empieza en Gósol, es prácticamente obligatorio salir temprano para llegar a primera hora de la tarde y tener tiempo para visitar el Centro Picasso, en el que se exponen litografías de las obras que el artista pintó durante su estancia en el pueblo.
Empecéis donde empecéis, esta ruta os llevará por paisajes variados, siempre acompañados por vistas espectaculares sobre el Pedraforca desde todos los ángulos. Pasaréis por El Collell, divisoria de aguas entre la cuenca del Llobregat y la del Segre y punto de unión entre el Macizo del Pedraforca y la Sierra del Cadí, así como por Coll de Jou, donde hay un yacimiento paleontológico, y tendréis el privilegio de ver una gran diversidad de hábitats, desde canchales hasta hayedos, pasando por bosques de pino negro y albar.
Tampoco os hagáis ilusiones. Desde el Pedraforca 360º, solo pasaréis por un lado del hayedo. Si queréis adentraros en este bosque protegido, rebosante de árboles monumentales y que en cierto punto se fusiona con el mayor abetal del Berguedà, vuestra ruta es la Vuelta por la falda del Pedraforca y la Vall de Gresolet. Dicha ruta os descubre dos de los principales atractivos de Saldes: el Pedraforca y Gresolet. Además de pasar por un hayedo y abetal de gran valor natural, también os lleva hasta el Santuario de Gresolet y el refugio de Gresolet, ofreciendo magníficas vistas sobre el Pedraforca. Es algo más larga que la otra, pero puede hacerse en cosa de 6 horas y pico. Y, al pasar por el refugio, ofrece la posibilidad de acomodarse para comer o de pernoctar a medio camino.
Lo mismo ocurre con los canchales: desde el Pedraforca 360º las veréis sin llegar a pisarlas. Si queréis penetrar en este hábitat dinámico y solo en apariencia desolado, el PR®-C 123 o Vuelta al Pedraforca des de Gósol os lleva de paseo por los dos canchales principales del macizo. Esta ruta cruza el Pedraforca por la Enforcadura, pasando tanto por el canchal de Gósol como por el de Saldes y flanqueando luego el macizo por el norte. No sube a la cima, pero es el camino empleado desde ambos pueblos para llegar al Coll de Verdet o a la Enforcadura, desde donde se inicia la ascensión al Pollegó Superior –y al inferior, si sois escaladores. Es una ruta circular con origen y final en Gósol, pero también puede iniciarse desde Saldes si se sube antes al refugio Lluís Estasen, por donde discurre el PR.


Y si tanta vuelta a la montaña y tantas panorámicas de los «pollegons» os han hecho entrar el gusanillo de subir a la cima, hay opciones para todos los gustos. La Ruta clásica de ascensión al Pedraforca sale de Saldes y os lleva a coronar el Pollegó Superior (2.506 m). Pasando por el refugio Lluís Estasen se llega al Coll de Verdet y, una vez ahí, toca trepar hasta el pico. No hace falta ser escalador, pero la subidita tiene tela y hay que andar con ojo con las piedras que puedan caer –más que nada, avisad a los que vayan detrás vuestro, no vaya a ser que las reciban con la cara. ¡Atención también en el descenso por el Canchal de Saldes! Se baja mejor corriendo con suavidad y con el peso hacia atrás –creedme, no queréis caer hacia adelante–, pero vosotros veréis, yo no me meto.
Si os llama más Gósol, también podéis llegar a la cima desde ahí. Solo es cuestión de subir por el Canchal de Gósol, mucho menos duro que el de Saldes, siguiendo el PR®-C 123 hasta la Enforcadura y desde ahí coger el sendero que trepa hacia el Pollegó Superior. Alcanzada la cima, tenéis mil opciones. Podéis hacer una ruta circular, bajando hasta el Coll de Verdet para retomar el PR. También podéis dar media vuelta y ahorraros el Canchal de Saldes. O, si os habéis quedado con ganas de más, desde la Enforcadura podéis trepar hasta el Fals Pollegó.
¿Y el Pollegó Inferior, pobre olvidado? No es que le tenga manía, pero resulta que es mucho más difícil de coronar. La ruta típica es la de La Gran Diagonal, un recorrido circular desde Saldes bastante complicado. Es una ruta de carácter alpino en la que encontraréis algunos pasos de escalada de dificultad técnica de tercer grado. Hay varias opciones para subir, pero, en general, es aconsejable tener una cierta experiencia en escalada. No todo el mundo lo hace con arnés y cuerdas, pero en algunos pasos uno se siente más seguro yendo atado.
También se puede acceder al Pollegó Inferior (2.445 m) desde la Enforcadura, pasando por el Fals Pollegó y cruzando el canal que lo separa del Pollegó Inferior, pero la dificultad viene a ser la misma.
Dicho esto, haced el favor de entusiasmaros con esta montaña espectacular y descubrirla en profundidad, que vale la pena. ¡Siempre con prudencia, eso sí, que los servicios de emergencia están hasta el gorro de recoger motivados que juegan a ser rebecos! Es una montaña que merece respeto, pero no hace falta tenerle miedo. Y, si os estáis muriendo de ganas, pero os da cosilla, ¡contratad un guía, que para eso están! La ascensión guiada al Pedraforca es una forma estupenda de hacer una primera toma de contacto con el macizo y las trepadas de forma segura y bien acompañado.
¡Oh! Una última cosa: no seáis muy chapuceros, anda. Los canchales y las paredes de roca son hábitats muy delicados y están muy maltrechos debido a la alta frecuentación. Sed respetuosos con el entorno, no salgáis del trazado y recoged los envoltorios de los bocadillos.
¡Ale, a la aventura!
Comment (0)