El otro día hablaba con Àngels Gascueña, una guía de montaña especializada en guiaje de personas con discapacidad física. Àngels forma parte de Guies d’Arrel, un equipo dedicado al guiaje inclusivo con el que estamos orgullosos de poder contar para ofrecer nuestras actividades de turismo inclusivo. Esta conversación, así como la visita al Casco Antiguo de Bagà que hice con un grupo de personas con visión reducida que trajo la misma Àngels hace unas semanas, me han hecho tomar consciencia de algo muy básico: el patrimonio –tanto cultural como natural– es de todos y, por lo tanto, tiene que ser accesible a todo el mundo.

Y así, buscando información al respecto, voy y tropiezo con un vacío inmenso. A los que estáis más familiarizados con la cuestión, supongo que os estoy decubriendo la sopa de ajo, per a mí me resultó sorpendente lo escasa que es la gente que se dedica a poner la montañña y las actividades en la naturaleza al alcance de todos. Ya no solo en Catalunya, sino que en el Estado Español hay muy pocas empresas que trabajen en esta dirección. Y que lo hagan de verdad, claro, porque no es lo mismo tener una silla Joëlette por si acaso alguien de la pide que organizar actividades pensadas para que todo el mundo pueda participar en ellas.

Me ha parecido terrible descubrir que, aparentemente, si tienes una discapacidad física, la única forma de poder lanzarte a disfrutar de la montaña y del territorio es metiéndote en competición. Y si no quieres competir, ¿qué? ¿Qué pasa si solo quieres ir a dar un paseo, o subir al Moixeró, y tienes que ir en silla de ruedas? ¿Qué pasa si quieres descubrir el paisaje de tu comarca, pero tienes visión reducida? Es imprescindible que exista una oferta turística que ponga el territorio al alcance de todos, y es imprescindible estimular la demanda de este tipo de actividades. Vivir la montaña, la naturaleza, la tierra, es una experiencia única, gratificante y mágica, y cualquiera debería poder acceder a ella. Pero, sobre todo, todo el mundo debería saber que puede acceder a ella. Que hay gente y empresas que nos dedicamos a demoler, poco a poco, la barrera entre la montaña y las personas con diversidad funcional. Que, gracias a gente como Guies d’Arrel o los miembros del Proyecto Eidós, es posible descubrir el territorio sin que el hecho de ser una persona con una discapacidad sea un impedimento.

¿Cómo? Pues, por ejemplo, organizando excursiones con silla Joëlette, barra direccional o intérpretes de lenguaje de signos. El único terreno que la silla Joëlette no puede desafiar son los canchales, pero es factible, por ejemplo, hacer una ruta por la nieve. La barra direccional es ideal para las personas con discapacidad visual si el terreno es muy técnico, pero no siempre es necesaria. Depende de cada persona y de cada excursión, pero para eso los guías tiene una amplia formación. Los guías también llevan consigo materiales táctiles para las salidas: mapas en relieve para que todos puedan descubrir el territorio, diferentes rocas para dar a conocer la geología de la zona, pieles y huesos de animales para hacer posible el contacto con la fauna… La naturaleza no es solamente el paisaje: son olores, son texturas, son sonidos. Y hay mil formas de vivirla y disfrutarla y cada cual tiene la suya. En Pedratour, por ejemplo, esta idea la trabajamos con nuestra estancia 5 sentidos: es una estancia de 3 días, abierta a todo el mundo, para que podamos aproximarnos al medio natural de muchas formas distintas.

Pues bien, cosas como esta son las que debemos tratar de potenciar. Todo el mundo tiene lugar en la montaña y por eso debemos ser más accesibles en todo el territorio. Hay que potenciar la formación en inclusividad en las empresas turísticas y de ocio, y es necesario impulsar la demanda de actividades en la naturaleza que sean accesibles a las personas con diversidad funcional. Porque estas actividades existen, pero, sobre todo, porque pueden existir. Es factible que el entorno natural y la montaña estén al alcance de todas las personas, porque es patrimonio. Y es de todos.

Ahora se habla mucho de sostenibilidad. Y es fantástico y necesario, pero la sostenibilidad tiene que estar en todos los aspectos. En Pedratour nos lo tomamos en serio, esto de la sostenibilidad, en todas sus vertientes. Por eso insistimos en que hay que luchar por un turismo sostenible en el aspecto ambiental –por supuesto–, pero también en el económico y el social. Y la sostenibilidad social incluye, necesariamente, la accesibilidad. Así que debemos trabajar, entre todos y todas, para conseguir que todo lo que tiene para ofrecer el territorio sea accesible a todo el mundo.

Es un trabajo que es necesario que hagamos para mejorar como sociedad y para poder compartir sin barreras aquello que más nos gusta: la cultura, la tierra, la montaña, la naturaleza. Y, además, no perdemos nada con ello, al contrario, ¡todos salimos ganando! Y, para reforzar este mensaje, tendréis que dejar que me despida citando la Guía de Accesibilidad PREDIF: «La accesibilidad es imprescindible para el 10% de la población, necesaria para el 40% y cómoda para el 100%». Así que, ya sabéis, ¡a trabajar por una montaña sin barreras!