¡Qué ganas de escaparse! Estamos todos esperando con ansia el momento de hacer un viajecito, ¿verdad? A mí, personalmente, tanta restricción de movilidad me está dejando los músculos atrofiados; ¡me muero por calzarme las botas y lanzarme a recorrer montañas! ¿Vosotros no?  Pero no sufráis, ¡todo llega! Si os gusta hacer rutas a pie, ¡esta Semana Santa os invitamos a descubrir con nosotros la parte catalana de la Ruta de los Cátaros! Ya tenemos fechas para ir a hacer las últimas etapas de la Ruta de los Cátaros en grupo y con guía, ¡abrimos la veda el 31 de marzo! Animaos a acompañarnos en esta aventura de 6 días, ¡no os arrepentiréis!

Ruta de los Cátaros

El GR-107 –o Ruta de los Cátaros, para los amigos– es una travesía transpirenaica que nos lleva a seguir los pasos de los cátaros en su huida de la Iglesia Católica. El catarismo fue una corriente del cristianismo que empezó a extenderse y enraizarse a partir del siglo X, en Occitania con particular fuerza, y que fue salvajemente perseguida por la Iglesia Católica, hasta tal punto que el Papa llegó a declarar una cruzada contra sus seguidores –la primera en tierras cristianas y contra gentes cristianas. Tras la dramática caída de Montségur (Ariège, Francia, 1244), los cátaros que quedaban huyeron del genocidio hacia tierras catalanas. Algunos de los lugares que recibieron un flujo importante de refugiados cátaros –también llamados “buenos hombres” y “buenas mujeres”– fueron las tierras de los Bretós de Berga, de los Pinós de Bagà y Gósol o de los señores de Castellbò. Así, la Ruta de los Cátaros (Camí dels Bons Homes, en catalán) discurre tras las pisadas de los cátaros, desde Foix (Ariège, Francia), hasta el Santuario de Queralt de Berga, cruzando tierras impregnadas de historia en una ruta de más de 200 km.

Nosotros, para la ruta guiada, os hacemos una propuesta más moderada: la mitad de esta distancia, en 5 etapas (más un primer día para reunirnos) por tierras catalanas. Empezamos la aventura en Porta (en la Cerdanya francesa), donde nos encontraremos con el guía y el resto del grupo y nos alojaremos para arrancar pronto y llenos de energía el día siguiente.

De Porta nos iremos tranquilamente hacia Bellver de Cerdanya. Pasaremos por el Coll de la Portella Blanca (2.515 m), divisorio entre Francia, Catalunya i Andorra, donde encontraremos un hito que marca el límite entre España y Francia, y desde donde tendremos vistas espectaculares. Una vez allí, todo es bajada. La etapa es larguísima, pero no os preocupéis, que en la masía de Cal Jan de la Llosa nos recogerá un coche que nos llevará directamente hasta Bellver, ahorrándonos unos 15 km de asfalto y pista que podrían hacerse un poco pesados.

Coll de la Portella Blanca
Santa Maria de Talló

La segunda etapa nos lleva de Bellver hasta Bagà. Deliciosa etapa que nos hace pasar por dos edificios románicos (la iglesia de Santa Maria de Talló y la ermita de Sant Serni de Coborriu) y por el bucólico refugio de Cortals de l’Ingla en su tramo ceretano. Al llegar al Coll de Pendís, dejamos atrás la Cerdanya para adentrarnos en el Berguedà, una tierra sorprendente que iremos descubriendo a lo largo de lo que queda de ruta. En este lado del Cadí-Moixeró, el camino nos lleva al refugio Sant Jordi, situado en un lugar encantador. También nos hará cruzar el magnífico hayedo de Gréixer, un verdadero monumento natural muy bien conservado que, en abril, estará en plena explosión de vida y verdor. Llegados a Bagà, os llevamos a visitar el Centro Medieval y de los Cátaros –parece apropiado, ya que estamos haciendo la ruta de los cátaros–, ubicado en las antiguas mazmorras del Palacio de los Barones de Pinós, una de esas familias nobles que se mostraron indulgentes con los “herejes” refugiados. Es muy recomendable, también, aprovechar la ocasión para perderse por los callejones del encantador Casco Antiguo de Bagà, que conserva el trazado urbanístico del siglo XIII. ¡Vale la pena descubrirlo!

Emprenderemos la última etapa hasta Berga con una bajada relativamente amable. Es una etapa corta y de descenso, pero bastante intensa y nada aburrida, pues gozaremos de espléndidas vistas sobre la llanura del Baix Berguedà. Pasaremos por el Santuario de Queralt, magnífico, y acabaremos nuestra ruta con una pronunciada bajada hasta Berga ciudad.

Las rutas guiadas y, en particular, las rutas temáticas guiadas, son una oportunidad única de practicar senderismo mientras se aprende y se conoce a gente diversa. Una aventura en la naturaleza con un grupo de gente con quien compartirla y un guía con amplia formación que te descubre los secretos de los lugares por los que pasas. Ya te apuntes solo o vengas con amigos o familia, es una experiencia enriquecedora y memorable. ¡Anímate! ¡Del 31 de marzo hasta el 5 de abril, Pedratour pone a vuestra disposición un guía de montaña titulado y una ruta con toda la logística resuelta, para que solo debáis preocuparos de caminar y descubrir la fascinante historia de los cátaros! ¡Ale, a hacer la mochila!

Peguera
Bagà

El tercer día salimos de Bagà en dirección a Gósol, uno de los pueblecillos con más encanto del Macizo del Pedraforca. Empezaremos por un camino ganadero asfaltado, pero muy agradable y bordeado de árboles, aunque lo abandonaremos pronto para subir hacia Coll de la Bena y, luego, hacia Coll de Bauma, siguiendo el valle del Bastareny. Desde Coll de Bauma disfrutaremos de una espléndida vista sobre dicho valle y todo el paisaje que hemos cruzado en la subida. Luego nos quedará aún algo de subida hasta El Collell, pero nos será muy amena gracias a la espectacular vista que tendremos sobre la pared norte del Pedraforca –que, a lo mejor, aún veremos un poco nevado– y el Valle de Gresolet. En El Collell dejaremos la Sierra del Cadí para entrar en territorio del Pedraforca, cuya imponente visión nos escoltará hasta Gósol.

La etapa de Gósol a Berga es una de las más largas y duras de la ruta de los cátaros, por lo que la dividiremos en dos etapas mucho más asequibles, pasando la noche a la altura del pueblo abandonado de Peguera. Salimos de Gósol y, bordeando el Pedraforca, nos dirigimos a la Sierra de Ensija, que nos ofrece paisajes espectaculares como las impresionantes paredes de las rocas de Ferrús y las laderas de la Gallina Pelada. Rozaremos los 2.000 m en el Collet de l’Estret y desde ahí bajaremos hacia Peguera, un antiguo pueblo minero abandonado que se encuentra en un sitio espléndido. Esta etapa es técnica y –a pesar de ser relativamente corta tras dividir la etapa original– nos arrancará más de un resoplido. Pero cada uno de ellos vale la pena, pues el paisaje es sobrecogedor.