El otro día os explicábamos que Picasso hizo una estancia en Gósol, dejándonos centenares de obras inspiradas en este pueblecillo. Otro artista de importancia internacional que dejó su huella en el Berguedà fue, ni más ni menos, Gaudí. Él, sin embargo, orbitó alrededor de otra villa bergadana, La Pobla de Lillet. Ahí nos dejó muestras de si inconfundible arquitectura como el Chalet del Catllaràs y, sobre todo, los Jardines Artigas. 

Hoy, desde Pedratour os descubrimos estos magníficos jardines y la fábrica de cemento Asland. Dos migajas de historia y cultura del Berguedà, en un lugar privilegiado, enlazadas por el encantador recorrido del Tren del Cemento. 

De los Jardines Artigas al Museo del Cemento, a borddel Tren del Cemento 

Nuestro viaje empieza en la antigua estación de La Pobla de Lillet, en las afueras del pueblo. Ahí es donde tomaremos en Tren del Cemento y, de paso, podemos ver una pequeña exposición de trenes históricos. El Tren del Cemento es el tren turístico de La Pobla de Lillet. Recupera parte de la antigua línea ferroviaria que unía la fábrica de cemento Asland de Castellar de n’Hug y Guardiola de Berguedà, donde conectaba con la línea de Berga y Manresa.  

Hoy, este simpático trenecito que hace las delicias de niños y adultos sale de la estación hacia la fábrica, con parada en el centro de La Pobla de Lillet y en los Jardines Artigas. Así, con agradable recorrido de 3,5 km, nos descubre, por un lado, los magníficos paisajes del Alt Llobregat y, por el otro, los dos principales puntos de interés cultural de la zona; los Jardines Artigas y el Museo del Cemento 

Los Jardines Artigas: la obra más salvaje y desconocida de Gaudí 

Si me lo preguntáis a mí, los Jardines Artigas son la obra más naturalística y salvaje de Gaudí. Si ya el Arte de Antoni Gaudí es conocido por fusionar la naturaleza y la arquitectura, los Jardines Artigas son, a mi parecer, la máxima expresión de esa tendencia. Y es curioso, porque son fruto de la casualidad y la espontaneidad.  

Veréis, en 1901, Eusebi Güell –sí, sí, el del Parque Güell de Barcelona– fundó la compañía de asfaltos y cemento portland Asland e inició la construcción de la fábrica de cemento en Castellar de n’Hug. En este contexto, Güell encargó a Gaudí la proyección del Chalet del Catllaràs, para acomodar a los directivos e ingenieros de las minas de carbón que alimentaban la fábrica.  

Durante su estancia en el Valle de Lillet, Gaudí se alojó en casa de los señores Artigas. En agradecimiento por su hospitalidad, les regaló el diseño de un jardín en un terreno de la familia: los Jardines Artigas. De forma espontánea, Gaudí les regaló una obra maestra de la arquitectura. Indómita, como lo es el entorno que ha excavado el Llobregat. Romántica, como lo son el canto del agua y la luz del sol entre el bosque de ribera. Sorprendente, como lo es la naturaleza salvaje del Pirineo.  

Con la misma piedra que reviste el congosto sobre el que se alzan los jardines, y con la misma madera del bosque los rodea, en los Jardines Artigas uno no sabe muy bien dónde acaba la obra de la naturaleza y empieza la del hombre. ¿Es el risco, el que abraza la glorieta? ¿Son las raíces, las que emergen y se entrelazan para formar el puente? 

Naturaleza y arquitectura fundidas en intenso estrechón y en perfecta harmonía. Un espacio de cautivadora y pacífica belleza. La obra más desconocida de Antoni Gaudí, y uno de los imprescindibles del Alt Berguedà. 

La fábrica de cemento Asland y el Museo del Cemento 

De los Jardines Artigas, el Tren del Cemento nos lleva al origen de todo, la fábrica de cemento Asland. La antigua fábrica, que escala las laderas del Clot del Moro, en el término municipal de Castellar de n’Hug, acoge hoy el Museo del Cemento 

Por sí sola, la fábrica es una obra arquitectónica singular de primera magnitud. Es un impresionante edificio modernista con una estructura espectacular, dado que se construyó de forma escalonada, adaptándose al desnivel del terreno para aprovechar la gravedad en el proceso de fabricación del cemento. 

Considerado un monumento histórico de interés nacional, el conjunto fabril es sorprendente. Y el hecho que se haya reconvertido en museo nos permite visitar sus espacios y descubrir el proceso de fabricación del cemento, así como conocer la historia de este fascinante complejo industrial. ¡Vale mucho la pena!

 

 

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